Algunos pensadores y muchos de nuestros mayores afirman que “los caminos son venas de desarrollo y progreso de los pueblos” y “la verdadera crítica descubre el tumor bajo la superficie, pero también busca el remedio”. Sin embargo, en la comunidad distrital de Tupe (Yauyos) se les trunca esa legítima aspiración colectiva y esta entidad obstruccionista que nada tiene que ver con la construcción de las carreteras, es el Instituto Nacional de Cultura (INC), con sede en la ciudad de Lima. Es de dominio público nacional, que el INC siempre interviene, hace observaciones e impide el cuidado directo o la restauración de los patrimonios arqueológicos por parte de los municipios; pero nunca se atreven a invertir en la conservación de las ruinas Pre-Incas e Incas, como es el caso de la grandiosa FORTALEZA UNGARÁ de antigüedad Pre-Inca en la jurisdicción de San Vicente de Cañete, que se halla en total estado de abandono y temporalmente sirve de criadero de ganados.
ENTUSIASMO COMUNAL APAGADO POR INC.
El 26 de febrero del año en curso, cuando la comunidad de Tupe, capital distrital, después de seis años de paralizada la obra, reinició la construcción de su carretera desde el corte de Mitarquipa en la jurisdicción del anexo de Aiza, surgió la abierta oposición de moradores de dicho lugar, a sabiendas que la meta final de la obra desde hace más de 30 años, era llegar a la histórica y milenaria localidad de Tupe. Los oponentes como sustento argumentaron la preservación de un pequeño tramo de piedras colocadas a manera de camino que no denota importancia ni núcleo arqueológico alguno; por tal razón continuaron el trabajo con el avance de un kilómetro. Es cuando los opositores denuncian ante el INC por supuesta depredación de algo que no es ruina y curiosamente algunos de sus funcionarios aceptaron esta mentira, será porque no conocen las verdaderas ruinas existentes en la zona y mediante el Oficio N° 1282-2010 dirigido al alcalde Luis Iturrizaga Casas con fecha 23 de marzo del 2010 firmado por el director Héctor A. Walde Salazar dispone “LA PARALIZACIÓN INMEDIATA DE LAS OBRAS CIVILES hasta que efectúe los procedimientos técnicos-administrativos”, ofrecimiento que sigue dilatándose por tiempo indefinido perjudicando la aspiración de la comunidad de Tupe.
ANEXO DE AIZA NO VALORA LAS RUINAS DE CHUKCHO Y HUANTURO
Si se quiere difundir y promover el turismo, los habitantes de Aiza deben construir desde Tupe caminos de herradura hasta la admirable ruina de Chukcho en el paraje Punko desde donde descendieron los antiguos aicinos, así como también la ruina llamada “Ciudad Principal” en el paraje de Huanturo a 4 horas de Tupe; en esta tarea debe coordinar el INC y no perturbar ni perjudicar la inquietud progresista de una comunidad andina que se esfuerza por elevar su nivel de vida y producción económica. Los afectados por este impase manifiestan que curiosamente entre los funcionarios del INC emiten afirmaciones antagónicas, pues mientras unos dicen que en el lugar del litis hay vestigios arqueológicos, otros sostienen lo contrario que al final perjudican únicamente a la comunidad de Tupe.
LOS VERDADEROS CAMINOS PRE-INCA E INCA EN TUPE
Algunos de los conocedores de la realidad histórica de Tupe, nos han ilustrado que existen dos caminos de la antigüedad que comunican desde la zona baja a orillas del Río Cañete hasta el pueblo de Tupe, que parte del antiguo Catahuasi, llamado por entonces “Huachoqo” (Pueblo Viejo), sigue el curso del Río Tupe, pasa por Wichkará y por las andenerías de Kukana, continua por Watepuquio y el Anexo de Colca, luego por Cuya-Walluro, Cullucancha, Quishuta, Chullmaya y Qalachaca (puente de piedra) y llega a Tupe.
Por la otra vía por el lado de Colca, sube a las ruinas de Cabandure hacia la altura de Huanturo hasta la “Ciudad Perdida” donde se ubica la Fortaleza de Huanturo-Pampa límite con Cacra (Quechuas) y Tupe (Jaqaru).
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