En la mañana del 6 de julio de 1821 el Virrey Don José de la Serna al frente de dos mil efectivos salió de Lima buscando internarse en la sierra para reunirse con los ejércitos de Canterac y Carratalá, movido por la necesidad de abastecerse de alimentos y hombres para su tropa. El día 8 llegó a Lurín, de ahí pasó a Chilca y el día 10 llegó a Bujama. En esta precipitada retirada por la costa, dejaba atrás un panorama desolador y de espanto, muchísimos muertos por enfermedad o fusilados por no poder seguir la marcha, obra despiadada que se atribuía al coronel Rodil, al que se le conocía como0 el sacrificador de las víctimas.
En su persecución una columna del ejercito patriota al mando de Necochea marchaba a la retaguardia, quien iba encontrando los cadáveres tendidos a lo largo del camino. Los realistas avanzaban hostilizados por Necochea desde la retaguardia y las partidas de guerrillas por los flancos, tratando en todo momento de causarles mayor daño posible. En Bujama se quedó Necochea y ordenó a Vidal que persiguiese al Virrey hasta voltear la cordillera.
Cuando el Virrey Don José de la Serna se encontraba en Coayllo, siempre asediado y hostilizado por las partidas de guerrillas decidió avanzar hacia Omas. En la noche del 12 y 13 de julio las guerrillas de Yauyos capturaron a 24 desertores del ejército realista, se tomaron 50 lanzas y varios fusiles que fueron remitidas a Necochea que permanecía en Lurín.
Esta situación, motivo la ira del Virrey Don José de la Serna que emitió un bando que ordenaba pasar por las armas a todo aquél que se desvíe de la tropa 20 varas. Esto con la finalidad de evitar la deserción en sus filas.
El 13 de julio de l821 se reunieron en Coayllo la tropa patriota al mando de Vidal y las partidas de guerrillas de Yauyos dirigidas por José Guillermo Cayro, Mariano Brun, Juan Evangelista Vivas a los que se unía ahora las partidas de guerrillas de Huarochirí con su comandante Quispe Ninavilca todos con un solo propósito: no dejar un instante de reposo al Virrey y su ejército realista.
LA BATALLA DE PILAS
En la quebrada de Pilas el ejército realista fue cercado de ambos flancos por las guerrillas de Yauyos, quienes, como mejores conocedores del terreno, atacaron con todo lo que tenían a la mano, derrumbando grandes rocas, lanzando piedras, lanzas, rejones, puñales y armas de fuego, para posteriormente trabarse en una feroz lucha cuerpo a cuerpo. Al atardecer del 15 de julio de 1821 el ejército realista escapaba por las escabrosas zonas a los altos de Tauripampa.
MASACRE DE TAURIPAMPA
En la madrugada del 16 de julio de 1821 nuevamente las guerrillas de Yauyos se enfrentaron al Virrey Don José de la Serna en la entrada de Tauripampa. Los guerrilleros yauyinos luchaban sin descanso, salían de los cerros como sombras. Como resultada de esta cruenta lucha murieron 16 efectivos del ejército realista e innumerables heridos. Los españoles lograron finalmente ingresar en Tauripampa, pueblo que encontraron vacío pues todos los habitantes estaban refugiados en las alturas o luchando en las guerrillas.
Según refiere “la Gaceta del gobierno de Lima” los españoles saquearon la iglesia de Tauripampa, sacaron la imagen de Santa Rosa de Lima a la plaza y le tiraron cuatro balazos, en tanto que utilizaron las otras imágenes como leña para cocinar sus ranchos. Pero lo peor vendría luego, cuando cargaron todos sus heridos a la iglesia, clavaron la puerta por fuera y la incendiaron. Trescientos heridos y enfermos fueron quemados vivos en la iglesia de Tauripampa. El templo tenía techo de paja y altares de madera lo que favoreció que el fuego se propagara con facilidad. Los españoles cometieron esta barbarie para no tener que cargar sus heridos y enfermos durante esta dura travesía.
La tropa patriota al mando de Vidal se había puesto en marcha de Cañete por la quebrada de Pocoto para dar alcance la retaguardia del Virrey, llegando a las 5 de la tarde del 16 de julio de 1821 a Tauripampa cuando ya había finalizado el enfrentamiento entre los españoles y las guerrillas, alcanzando oír los alaridos dentro del templo y sintiendo el hedor de la carne humana quemada, imposible de socorrerlos por que las llamas eran abrazadoras. Como señala no se podía estar en el pueblo por olor pestilente y el tremendo dolor y lastima de lo sucedido. Además, todas las casas del pueblo habían sido quemadas. Tauripampa era una enorme hoguera.(del libro "Yauyos en la Guerra de la Independencia". Winston Reyes).
No hay comentarios:
Publicar un comentario